senectud

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SENECTUD

domingo, 9 de diciembre de 2012

La jubilación principio de un cambio


La jubilación es un trance que implica numerosos cambios, lo cuales están sobresalientes en la vida de estos mayores a la hora de querer realizar un aprendizaje a estas edades, tras una vida marcada por obligaciones y un ritmo frenético pasan a un sinfín de horas libres, marcadas por la monotonía, el aburrimiento y la revisión mental diaria e interiorizada del nuevo estado que los desahucia de su juventud y vida plena, llegando a tener en numerosos casos la convicción de no estar capacitados para nuevas experiencias y aprendizajes.

Esta visión parece distorsionar la realidad de muchos casos, ya que si lo pensamos podemos contrastar en nuestro propio círculo que en muchos de los jubilados tenemos varios grupos, uno es el de los pre-jubilados, gente entorno a los 55 o 56 años que por diversas causas, la mayoría por motivos personales, o incluso por presión por parte de las entidades en las que trabajan, optan por esta vía. Otro caso es la jubilación ordinaria y obligatoria de los 65 años,  siempre hay un tercer caso por todos conocidos y extraordinario en el que las personas pueden voluntariamente y mediante acuerdo  continuar prestando en mayor o menor medida su colaboración, que no trabajo, en sus cargos habituales u otros de menor esfuerzo intelectual o físico, por circunstancias excepcionales, hay cargos eméritos, etc. Antes era posible la prorroga de la jubilación para los funcionarios, pero actualmente no es así.

Digo esto a razón de que en ese entorno cercano según la circunstancia podemos ver como las personas siguen gozando de capacidades plenas, físicas y mentales, con un amplio contacto social, que tan solo cambia tras el echo de la incrustación  de la etiqueta “jubilado”. Pasan de un día a otro, de ser personas con amplia experiencia, formación, gran profesionalidad, a “no valer para nada”, son “viejos”, son “jubilados”. De ahí que en muchos casos no veo adecuado,  a título personal, que hay que diferenciar el hecho de jubilación a senectud, con lo que implica un detrimento físico-psíquico de las capacidades, promovidas por la avanzada edad.
 Que en un mundo desarrollado como en el que nos encontramos donde la tasa de mortalidad se cifra en octogenarios en adelante como media, no es lícito desechar de la sociedad personas a las que aún les queda un amplio camino por recorrer.


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